Veintiocho.

Esa noche durmieron juntos y desde entonces ella supo que no podría volver a dormir sola. Durmieron abrazados, piel con piel, sabiendo que desde esa noche no se volverían a separar, el besaba su espalda, la acariciaba, olia su pelo, estaban respirando el uno del otro. Ella no podia dormir, quizá por que el estaba cerca o quizá porque sabía que si cerraba los ojos la noche pasaría más rapido. El tampoco era capaz de conciliar el sueño, la besaba, la sentía, deseaba tanto como ella que esa noche no acabara y con los ojos cerrados, ambos disfrutaban de la eternidad más profunda y placentera.
La noche transcurría, tranquila para ellos, el ruido de fuera, los coches y las atracciones de la feria no eran impedimento para que pudieran escuchar los latidos de sus corazones al compás, dos corazones en uno.
Apenas se movían, querían recordar esa noche para siempre, sentirse amados, que esa fuera la primera noche del resto de sus vidas que pasarían juntos y que cuando amaneciera y vieran el rostro del otro supieran que se pertenecían el uno al otro.
Amenudo el le susurraba palabras al oido, ``te amo tanto´´, y el cuerpo de ella se estremecia, la piel de gallina, un amor completo que le hacía sentirse plena; ``quiero que sepas que esta ha sido la noche más maravillosa de toda mi vida´´, era algo mágico para ella, se sentía tan completa a su lado, deseaba parar el tiempo en aquella noche, no podía sentir otra cosa que no fuera amor, paz, tranquilidad.
El no paraba de repetir en su mente ``no puedes dormir, tienes que abrazarla, tienes que estar aquí con ella, si duermes todo acabará´´.A el todo le parecía un sueño, para ella era un sueño hecho realidad.
Aunque apenas habían dormido, ambos coincidían en que había sido la mejor noche de su existencia, el la despertó con besos y se llevarón así, toda la mañana, disfrutando el uno del otro, sabiendo que era algo verdadero, que no importaba lo que durase, porque siempre tendrían el recuerdo de un amor real, sincero, que les daba vida, realmente habían vuelto a la vida y sin decir nada sin nada más terminó, aquella noche, que para ellos había significado tanto, aquella noche que siempre recordarían, terminó.